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SEMA: LA DANZA RITUAL DE LOS DERVICHES [2023]

INTRODUCCIÓN .- MEVLANA

En Sille Basil, un pequeño pueblo de la Anatolia cerca de donde yacen sus restos, durante más de 800 años y hasta los acuerdos turco-griegos de intercambio de población de 1923, una pequeña comunidad griega coexistió pacíficamente con turcos otomanos practicando la religión ortodoxa y utilizando su propia lengua.

Todo fue posible gracias a su intercesión; quizás sea éste el más insignificante legado de Jalal-ud Din Mohammed  1207 - 1273 ) - también conocido como Mevlana            ( Nuestro Maestro) o Rumi ( del Sultanato de Rum ) - , pero revelador de su visión universal del ser humano.

Teólogo y erudito islámico sufí y uno de los más grandes poetas místicos, es el autor del Masnavi-ye Manavi obra cumbre de la mística universal de todos los tiempos considerada por muchos sufíes como la segunda en importancia después del Corán.

Y es en esa universalidad donde radica su grandeza y permanencia en el tiempo: cada uno de nosotros, más allá de nuestra condición social, raza o creencia, puede asomarse al Masnavi como a un espejo donde ver reflejados los rincones más íntimos de nuestro ser.

En el Masnavi se entrelazan poesía, fábula y temas metafísicos tejiendo un extenso y complejo tapiz; pero Mevlana no es sólo un poeta, no es sólo un narrador, no es sólo un filósofo, Mevlana es, por encima de todo ello, un maestro del alma, un "Insan Kamil" término árabe que designa al ser humano perfecto.

Su legado, sus enseñanzas de tolerancia y respeto al otro sin importar su condición, son la prueba fehaciente, mundialmente reconocida, de que sí es posible centrarnos, como individuos y como grupo, en todo aquello que nos hace similares por encima de lo que nos hace diferentes.

 

KONYA  / 10 / 22 10:24

I.- LOS MEVLEVÍ

Mustafá Holat, a sus 76 años, es el maestro espiritual, llamado Dede, de un gran grupo de derviches giróvagos incluido su hijo Huseyin. Su padre, el padre de su padre e incontables generaciones anteriores pertenecieron a los Mevleví, una orden sufí, o tariqa, fundada por los seguidores de Mevlana y muy reconocida ya durante todo el impero otomano.

Nació durante los duros años en que la orden fue prohibida a raíz de la proclamación de la República laica de Turquía en 1923 por Mustafá Kemal Atatürk por lo que debieron pasar a la clandestinidad practicando sus rituales de forma secreta dentro de sus hogares.

En los años 60 fue uno de los primeros en iniciarse en la práctica del Sema - danza ritual - en Konya, recibiendo la formación mevleví de los grandes maestros del momento y ha dedicado su vida a la transmisión de esos conocimientos a las nuevas generaciones preservando la autenticidad del ritual.

Desde que en los años 50 el gobierno turco se percatara del potencial turístico del ritual de danza sufí de los derviches giróvagos y se relajaran las prohibiciones, semazen (mevlevís que practican el Sema) de todas las edades y condiciones practican de forma habitual el ritual que es visto por decenas de miles de turistas cada año.

Como consecuencia de todo ello la comunidad mevleví debe lidiar con un doble dilema: práctica privada o espectáculo de masas, experiencia mística o profesionalización.

Algunos de ellos como Ismail Fenter de 67 años, semazen en la Fundación Internacional Mevlana, sostienen la idea de que la esencia del Sema es estrictamente íntima, privada y que nadie debería practicarla por una razón distinta a la de conectar con lo divino.

Otros como Osman Sariyer, de 33 años, semazen en el Centro Comunitario y de Investigación de la Civilización Irfan aporta, quizás racionalizando, una perspectiva diferente: "Ser mevleví conlleva grandes responsabilidades, debemos seguir los pasos de Mevlana siendo más comprensivos, tolerantes y serviciales con los demás. Ser mevleví condiciona radicalmente nuestras vidas y nunca nos afecta que otros presencien nuestros rituales porque, según nuestra creencia, ellos también reciben la recompensa de Allah por estar con los que hacen el bien." Osman insiste: "El Sema no es un espectáculo de danza, es, en cierto sentido, la esencia de las enseñanzas de Mevlana, es la conexión directa con Dios".

Sea como sea, ya sea en público o en privado, unos y otros no dejarán de girar, tal y como les enseño su maestro Mevlana, al son de la flauta de caña.

KONYA  18 / 10 / 22   10:54

II.- LOS DERVICHES GIRÓVAGOS

Cuenta la leyenda que paseando por un bazar selyúcida de Konya, Mevlana empezó a girar al oír el musical sonido metálico del martilleo de los orfebres del bazar.

Eso fue el comienzo de todo, Mevlana creía apasionadamente en el uso de la música, la danza y la poesía como medios para buscar a Dios y ya en las primeras líneas del Masnavi dice: " Escucha la flauta de caña, cómo se lamenta al contar un cuento de alejamiento y separación diciendo: "desde que fui separada del cañizal mi lamento ha hecho gemir a hombre y a mujer... Este lamento es fuego, no es viento, quien no tenga ese fuego ¡Que nada sea! Es el fuego del Amor"

Siete siglos después, el suave sonido de una flauta, llamada ney, da comienzo a cada ritual del Sema. De ella sale el "Hu" que simboliza la insuflación del aliento divino al ser humano.

A partir de ahí, no hay sonido, color, movimiento, gesto, exclamación o atuendo que no tenga su propio simbolismo.

El tocado trococónico, llamado sikke, que simboliza la independencia espiritual del derviche.

La larga túnica blanca, llamada tennure, que protege al derviche del fuego mundano.

La capa negra, llamada hirka, que simboliza su ego y de la que se desprenden antes de iniciar los giros.

La posición de las manos durante los giros, una hacia el cielo para recibir el aliento divino, la otra hacia el suelo para transmitirlo al mundo.

Al principio (y al final) del ritual, un grupo de derviches en presencia de su maestro espiritual, no parecen más que un grupo de creyentes reunidos por un interés común

Pero en el punto álgido del ritual…

Túnicas blancas desplegadas por las fuerzas centrípetas de los giros, brazos desplegados, cabezas inclinadas hacia atrás, ojos cerrados en máxima concentración o con las órbitas en blanco y expresión extática, el susurro de los pies girando sobre el suelo, el viento levantado por las túnicas cual circulares alas de mariposa...

Todo resulta hipnótico, bello, electrizante.

Sin solución de continuidad, parece que el sentimiento de comunidad haya desaparecido y cada uno de ellos flote, en conexión directa con lo divino, en un universo individual y transcendente.

En esos momentos, especialmente en esos momentos, los derviches giróvagos, los Semazen, representan la quintaesencia del sufismo siete siglos después de que Mevlana dejara su legado declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

KONYA  8 / 10 / 22  20: 47   ©Rpnunyez  2023

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